El desarrollo del movimiento feminista originó la aparición de diversas tendencias, a veces contradictorias
sobre asuntos concretos, lo que fue motivo de intensos debates. Las causas del desacuerdo en el seno del
movimiento feminista son temas que, estando o no en relación directa con el objetivo básico del feminismo,
interactúan con él de manera transversal. La más clásica de esas contradicciones interfeministas es la de la
lucha de clases: feminismo de derechas contra feminismo de izquierda. Cuando se trató sobre la lucha por el
derecho al voto, ambas tendencias sociales tuvieron que unirse contra el sistema que le negaba el sufragio a
todas las mujeres. Y hubo y hay otros objetivos que postulan la unánime colaboración de los y las feministas.
Pero en la realidad se presentan también asuntos que, más allá del consenso común de los miembros de
cualquier movimiento, feminista o no, generan insuperables divergencias. Uno de esos temas, que dividen no
sólo al movimiento feminista sino también otros colectivos, es el del posicionamiento sobre el aborto.
Actualmente, cuando unos grupos feministas persiguen la despenalización del aborto, merece la pena recordar
que existen también dentro de este movimiento, activistas de esa tendencia social que se define como
“Provida” en castellano o “Pro-life” en el inglés; en Esperanto podemos expresar esa idea como “Vivon-
favora”. Pero no es sobre ese movimiento de lo que quiero tratar. Ahora me refiero al tema mismo, y quiero
recordar a siete mujeres, feministas del siglo XIX, que además de trabajar por los derechos políticos y civiles
de las mujeres, se declararon también a favor de la vida de los aún no nacidos, es decir, contra el aborto.
Elizabeth Cady Stanton
Elizabeth Cady Stanton luchó por los derechos de las mujeres durante más de diez décadas. Fue una activista
por la abolición de la esclavitud, pero después se desilusionó a causa del fracaso del movimiento anti-
esclavista incluir a las mujeres con los mismos derechos. De su descontento, y del de otras feministas de la
época, nació la “Declaración de Seneca Falls”, el texto fundacional del sufragismo norteamericano y del
movimiento feminista organizado en ese país. Stanton fue, junto con Susan B. Antony, redactora del diario
La Revolución. Fue también profesora itinerante, líder de la Asociación Nacional por el Derecho al Voto
Femenino, y madre de siete hijos. Por medio de su periódico, Stanton denunciaba que en su región tenían
lugar cada año 400 abortos, que ella calificaba como asesinatos. Decía: Debe existir alguna solución contra
ese mal. Pero, dónde encontrarla, al menos a primera vista, si no es en la completa emancipación y
promoción de las mujeres?
Susan B. Anthony
Activa luchadora, junto con Elizabeth Cady Stanton, Susan B. Antony fundó en 1866 la Asociación Norte-
americana por la Igualdad de Derechos, que hacía campaña por la igualdad de derechos tanto para las mujeres
como para los afro-americanos. Publicó por medio de su periódico La Revolución una serie de Editoriales
contra el aborto durante su publicación, desde 1868 a 1872. Incluso recha publicar anuncios sobre el
aborto, a pesar de que muchos periódicos y otros medios informativos lo hacían para obtener provecho.
Doctora Elizabeth Blackwell
La Doctora Elizabeth Blackwell fue la primera mujer que consigió la titulación de medicina. Fue activista en
los movimientos abolicionista y sufragista. He aquí la manera cómo ella describía al beaún no nacido y
cómo éste debe ser protegido: Mirad el primer destello de la vida, la vida embrionaria, el comienzo de una
existencia humana. Vemos una pequeña célula, tan pequeña que podría pasar desapercibida. Es una
célula viva; contiene la capacidad de crecer progresivamente, según la naturaleza, de un tipo definido, que
podemos contemplar con una admiración llena de respeto.
En su diario, Blackwell escribió también sobre Madama Restell, una conocida abortista ilegal de Nueva York:
La salvaje perversidad y destrucción de la maternidad por parte de abortista me llenan de indignación y
despiertan en un antagonismo activo. Me parece un horror el que se use el término “mujer médico”
exclusivamente a las que realizan ese escandaloso comercio. Se trata de la más absoluta degradación de lo
que debería ser la más noble profesión de las mujeres.
Sarah F. Norton
Sarah Norton fue una conferenciante muy conocida por su activismo en favor del ingreso de las mujeres en la
Universidad de Cornell. Fue colaboradora en el diario La Revolución y otras publicaciones feministas. En su
artículo Tragedia social y doméstica trató el caso de una mujer que murió porque su compañero le suminist
un veneno para abortar el hijo de ambos: En este caso se trata de un esposo que había adquirido un veneno
para su esposa y el posible hijo de ambos! Quizá no con el deseo de matar a su esposa, pero ya que la
posibilidad era 5 a 1 contra toda mujer que intenta abortar, él no podía ignorar el peligro. En el supuesto
de que él hubiese conseguido destruir la única vida que deseaba, ¿cuál podría ser el crimen del hombre y
cuál debería ser su castigo si, como consecuencia de un crimen, él cometió dos?.
Viktoria Woodhull
Victoria Woodhull fue la primera mujer que declaró su canditatura a la presidencia en
1870 con el objetivo de aumentar la consciencia a favor del voto femenino. Junto con
su hermana fundó su propio diario feminista en el que publicó un artículo titulado The
Slaughter of Innocents (La Masacre de Inocentes) redactado por ambas hermanas.
Uno de sus párrafos dice lo siguiente: Las esposas consienten quedar embarazadas y
después, para evitar la maternidad, asesinan a propósito el fruto de su seno. ¿Puede
haber una conducta más vil que esa? Somos conscientes que muchas mujeres
pretenden disculparse de la práctica de abortos pretextando que eso no es asesinato.
Pero el hecho mismo de acogerse a tan débil argumento sólo demuestra claramente
que ellas son conscientes de la enormidad de su crimen.
Doctora Charlotte Lozier
La Doctora Lozier fue otra de las primeras médicas norteamericanas. Fue también
activista en la lucha por la igualdad de derechos. En el diario La Revolución se publicó
un artículo sobre lo que ocurrió cuando un hombre le pidió hacer un aborto ilegal a su
compañera. La doctora le respondió: …que él había acudido a un lugar equivocado para
realizar ese acto vergonzoso, nauseabundo, antinatural e ilegal. Además ella ofreció a la
joven cualquier tipo de ayuda, y la amonestó y aconsejó contra esa temible acción que ella
y su compañero (al que ella definió como primo suyo) propusieron. Lozier murió como
consecuencia de complicaciones tras su embarazo y el nacimiento de su tercer hijo, que
tuvo lugar tres días antes. La Charlotte Lozier Institute, que recibió su nombre, es un
recuerdo de su idea sobre los derechos de los fetos.
Maddie H. Brinckerhoff
Maddie Brinkckerhoff fue una conferenciante popular que abogaba por el derecho femenino a votar. Dado
que trató varias veces sobre lo que ella llamaba “maternidad voluntaria” junto con otras muchas feministas de
la época, sus palabras originaron confusión. Cuando esas feministas pioneras usaban la expresión
“maternidad voluntaria”, no se referían al asunto del aborto o contraconcepción. Más exactamente, ellas se
referían al derecho de las mujeres a rechazar relaciones sexuales en la vida matrimonial, y el deber de los
varones de respetar el derecho de las mujeres a rechazar sus pretensiones. De esa manera, ellas defendían el
control de las mujeres para decidir cuándo querían ser madres. Brinkckerhoff, que abogaba por la maternidad
voluntaria, rechazaba el aborto y publicó en La Revolución: Cuando una persona roba por hambre,
podemos concluir que algo va mal en la sociedad, por eso cuando una mujer destruye la vida de su hijo no
nacido, es evidete que ella por su educación y circunstancias fue maltratada.
Matilda Joslyn Gage
Matilda Electa Joselyn Gage (1826-1898) fue una aktivista norteamericana, luchadora
por el voto femenino, abolicionista de la esclavitud. Participó en una activa red de apoyo
a los esclavos fugados y estuvo en prisión por ello. Desde 1852 se implicó en el movi-
miento por los derechos femeninos. Presiddurante varios años la Asociación Nacional
por el Derecho al Voto Femenino, y durante varias décadas perteneció al comité de esa
asociación. En el movimiento feminista fue s radical que Susan B. Antony y Elizabeth
Cady Stanton, y fue muy crítica con la iglesias a pesar de que era profundamente
religiosa. Por muchos motivos es una importante figura en el movimiento feminista,
pero dentro de éste, las feministas pro-abortistas guardan silencio sobre la radical
oposición de Gage al la práctica del aborto, igual que al asesinato de niños/as. Tachaba al
aborto como un deseo egoista y abogaba por su ilegalización pero más que por la
prohibición del aborto, ella abogaba por la educación de la conciencia contra él.
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Alice Paul
Alice Stokes Paul (1885-1977) fue una activista feminista norteamericana. En el
movimiento feminista ya participó en su juventud junto con su madre, Tacie, pero
esta vocación se intensificó durante su estancia en Iglaterra de 1907 desde 1910
bajo la influencia de la líder feminista inglesa Emmeline Pankhurst. De vuelta en su
país, lidela campaña por la Enmienda 19 de Constitución. Su lucha feminista, en
varias asociaciones, duró más de medio siglo. Estaba en el movimiento feminista
todavía en 1964, luchando por la Ley de los derechos Civiles. Dos años después
aceptó alistarse a la Organización Feminista Nacional, pero no estaba en armonía
con las nuevas generaciones feministas en temas como el del aborto. En una
ocasión declaró: El aborto es la más alta explotación de las mujeres. Opinaba que
la expresión: “derecho a decidir” sobre este asunto es sólo una débil máscara para
ocultar el daño hecho a las mujeres por medio del aborto, y que hace a las mujeres
pensar que ellas no son capaces de controlar su estado de embarazo.
La falacia del derecho a decidir
Sí, por medio de esa expresión, derecho a decidir, se formula una de las actuales reivindicaciones del mo-
vimiento feminista, o de gran parte de él. El término es bastante ambiguo. Si se trata de derechos en relación
al casamiento, relaciones sexuales, embarazo… por supuesto, el derecho de las mujeres y de los varones a
ese respecto debe ser total. Pero parece que se sobreentiende que se trata del derecho a abortar. En ese caso el
derecho a decidir es rechazable, tanto a los varones como a las mujeres. Es bastante conocido el dicho que la
libertad de una persona termina allí donde empieza la libertad de otra(s) persona(s). Pues bien, según la
misma lógica, se puede decir que los derechos de una persona terminan allí donde empiezan los derechos
de otra(s) persona(s). No se puede reconocer el derecho de una persona a matar a otra. El derecho a vivir de
un ser humano es más respetable que el derecho a decidir de otra persona que desea matarlo. A la luz de esto,
es totalmente inaceptable la práctica del aborto. ¿Cómo entonces se intenta justificar esos crímenes? Muy
fácil, se le niega la condición de seres humanos a los niños/as aún no nacidos/as. La nazis negaban la
condición humana a los judíos y a los gitanos que enviaban a los campos de exterminio. Siguiendo un similar
macabro procedimiento, los/las abortistas ignoran o retrasan el reconocimiento de la naturaleza humana de los
fetos hasta… ¿hasta cuando?, ¿hasta la tercera semana?, ¿hasta el tercer mes?, ¿hasta el momento mismo del
nacimiento?... las opiniones varían, pero lo importante es dejar a los padres el derecho a decidir. Es muy
grave que progresan los proyectos de ley que permiten esa monstruosidad. Los partidos políticos ceden a las
peticiones a ese respecto: los/las abortistas pueden votar, los fetos, no. Está claro que si los políticos ceden o
apoyan esa aberración es porque quienes la piden son lo bastante numerosos para que resulte políticamente
provechoso consentirlo. ¿Qué pensar entonces sobre una sociedad en la que ocurre eso? Si no se respeta a
la persona humana en su más indefenso y sagrado estado, ¿se puede esperar que en tal sociedad se llegue
alguna vez a alcanzar la igualdad en el terreno económico, en las relaciones inter-género, en las inter-étnicas,
en las internacionales…? El motivo es siempre el mismo, el egoismo, la falta de empatía o solidaridad
humana. En España la tasa de abortos crece sin cesar desde el año 1986, con menos de 0,1 por mil mujeres
hasta el año 2011, con 12,47 de abortos por mil mujeres. Desde entonces disminuyó algo el porcentaje, pero
aún en 2016, último año del que dispongo de estadísticas, hubo en nuestro país 93.131 abortos controlados
realizados en las 201 clínicas legalmente autorizadas por la realización de esos asesinatos infantiles. ¿Se
puede estar orgulloso de pertenecer a una sociedad en la que ocurre eso? Yo pienso que son malditas las leyes
que permiten tales crímenes.
Faustino Castaño