En vísperas de las elecciones del 20-N se publicó un documento del arzobispo de
Oviedo orientando el voto de los católicos. Era un claro posicionamiento a favor de las
fuerzas conservadoras. No cuestionamos el derecho de monseñor Sanz Montes, como el
de cualquier otra persona, a expresar sus opiniónes políticas. Lo que no le reconocemos
a él y a la jerarquía eclesial es su pretensión de ser un magisterio infalible en la Iglesia y
únicos intérpretes del Evangelio. Éste no pertenece a ninguna iglesia y jerarquía; es
patrimonio de la humanidad. Cualquiera puede, incluso el obispo de Oviedo, hacer
enjuciamientos a la luz del Evangelio. Y cualquiera puede, incluso nuestro modesto
colectivo de Cristianos de Base, criticar las opiniones de la jerarquía eclesial si no se
ajustan a la enseñanza del Evangelio. Este es el caso. Opinamos que el documento del
arzobispo rebosa opotunismo e hipocresía.
También la Conferencia Episcopal Española (CEE) emitió una nota similar, suponemos
que con el apoyo del obispo de Oviedo, con motivo de la campaña electoral. Ambos
textos postulan el apoyo a las fuerzas políticas que defienden la vida. Luego hablaremos
de eso. Antes queremos mencionar otro criterio que aparece en el texto de la CEE y
falta en el del arzobispo de Oviedo. Se trata del modelo familiar. El documento de la
CEE dice textualmente: «Es necesario promover nuevas leyes que reconozcan y tutelen
mejor. el derecho de los españoles a ser tratados por la ley específicamente como
'esposo' y 'esposa', en un matrimonio estable, que no quede a disposición de la voluntad
de las partes ni, menos aún, de una sola de las partes». Es decir, se sigue rechazando no
sólo el matrimonio homosexual, sino también el divorcio. Pero el escrito de Sanz
Montes evita ese tema. No es que lo echemos en falta; de hecho, no compartimos el
criterio restrictivo de la CEE sobre los modelos de familia, pero no deja de ser
significativo que falte esa mención en Asturias, donde existen notorios casos de
divorcio de notorias personalidades de las fuerzas políticas conservadoras.
Es decir, lo que mueve a Sanz Montes no es la defensa de una doctrina, sino favorecer a
determinados partidos, y si para ello debe mutilar su propia doctrina, pues lo hace. Tal
actitud es oportunismo e hipocresía. En la derecha se hace uso del derecho al divorcio
no menos que en la izquierda; no se sostiene que es la izquierda la que quiere destruir la
familia con leyes como la del divorcio y quien promueve leyes como las del el aborto y
la eutanasia, mientras la derecha, santa ella, defiende la institución familiar y la vida
humana. Durante el Gobierno de Aznar, éste no anuló las leyes del anterior Gobierno
socialista que permitían el aborto en ciertos casos. La Iglesia protestó por la aprobación
de esas leyes, pero durante el Gobierno del PP guardó silencio aunque se mantuvieran.
Eso también es oportunismo e hipocresía. Se usa el aborto y la eutanasia tanto en la