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esulta preocupante la evolucn política que se percibe en nuestra sociedad
. N
uestro país
se incorporó tarde a una for
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a de funciona
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iento de la gestn pública que se haa i
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plantado en
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uropa tras el final de la II Guerra Mundial. Un sistema parlamentario que
exhibe con autoco
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placencia y co
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o sello de legiti
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idad de
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ocrática el hecho de que
se en él cierto turnismo en el gobierno
. N
o pasa de ser una escenificacn de pretendido
funciona
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iento de
m
ocrático
;
en realidad
,
todos los cambios gubernamentales no afec-
taban en absoluto al verdadero poder dominante: el económico. En EE.UU. el modelo
estaba probado hasta la saciedad, tenía ya dos siglos de antigüedad.
La ficción democrática tenía como límites del turnismo gubernamental el hecho de
que por la Derecha no podía llegar a posiciones fascistas, que habían sido derrotadas
en la II Guerra Mundial y estaban marginadas de hecho. Por la Izquierda podía llegar
como mucho a la Socialdemocracia, condenando y marginando a fuerzas más
izquierdistas a las que se estaba combatiendo en la Guerra Fría. En resumen, se
trataba de un turnismo dentro de un ámbito burgués bien controlado. Es muy fácil
engañar a la gente cuando la gente quiere que la engañen, y para la gente de los países
industrializados resultaba atractivo dejarse engañar con el cebo del “Estado del
Bienestar”, que fue un factor esencial de ese montaje y que era un privilegio del que
estaban excluidos los pueblos del entonces denominado “Tercer Mundo”. Se trataba
de un sistema cuyos rasgos específicos eran la paz social, el pleno empleo y un
relativamente alto nivel de consumo, al igual que la existencia de una alta inter-
vención estatal en el proceso de producción y unos fuertes servicios sociales públicos,
estatales. Las clases poseedoras aceptaron la redistribución, por medio del Estado, de
las rentas sociales en favor de los salarios, y una política fiscal al servicio de ese
objetivo para asegurar paz social. En pago de esa cesión, las clases poseedoras postu-
laron la intocabilidad de los fundamentos de la producción capitalista: la propiedad
privada ilimitada de los medios de producción.
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a situación internacional que hizo necesario ese arreglo
,
es decir
,
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uerra
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a
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inó
con una victoria capitalista que volvió innecesaria la co
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edia del
“E
stado del
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ienestar
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u liquidación estaba sentenciada
,
aunque no se podía ejecutar total
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ente de for
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a in
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e-
diata
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os conflictos sociales que se vienen produciendo durante las dos últi
m
as décadas
son el resultado de la liquidación paulatina, progresiva, del Estado del Bienestar, que
se concreta en la privatización de las empresas públicas y los servicios sociales.
Pero hay también otra farsa que las clases dominantes se pueden permitir el lujo de ir
liquidando. Se trata de la ficción democrática. Ahora ya no hay trabas para fomentar
movimientos políticos de tipo fascista. Vemos el auge que están adquiriendo las
fuerzas políticas de la extre
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a derecha: fuertes partidos como el de Le Pen en Francia,
gobiernos co
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o el de
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rban en
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ungría
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eloni en Italia
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ás reciente
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ente la victoria
electoral de
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rgentina
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ueron
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uy significativas a este respecto las reacciones
populistas que tuvieron lugar en
EE.UU.
y Brasil tras las derrotas electorales de Trump
y Bolsonaro respectivamente. Y también en nuestro país, en la madrileña calle Ferraz,
desde la constitución del actual gobierno de Izquierda. Esto no ocurre por casualidad,
obedece a una estrategia planificada a nivel global en beneficio del sistema de domi-
nación i
m
perante para hacer frente al agrava
m
iento de una proble
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ática y una conflic-
tividad que ya se están manifestando. La estrategia postula fomentar el declive del
prestigio de las instituciones democráticas, lo cual pasa por la deslegitimación de las
fuerzas políticas de Izquierda, la criminalización de las diferencias políticas y la
conversión del ataque a los adversarios en un espectáculo televisivo.
Todo ese proceso persigue una finalidad que beneficia a las clases dominantes en
perjuicio de las masas dominadas. ¿Cómo consiguen aquellas el apoyo, electoral y de
violenta
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ovilización
,
de personal que va a ser perjudicado por la política que apoyan
?
E
l procedimiento consiste en aglutinar a masas populares en base a algún elemento
identitario que puede variar según el colectivo que desea captar: religioso, lingüístico,
clasista, nacionalista, machista, rechazo a ciertos tipos de sexualidad… pero siempre
también, y, sobre todo, étnico, racial, xenófobo. Y precisamente esto nos lleva a la
verdadera finalidad u objetivo del colectivo reaccionario que se está generando. Si el
factor que provocó la aparición de los fascismos del siglo pasado fue la Revolución
Rusa y la creación de partidos comunistas con igual vocación en otros países, el
actual auge del fascismo es una movilización contra otro tipo de evolución social que
ya se percibe y que se agravará en un futuro próximo, concretamente el masivo éxodo
migratorio provocado por el cambio climático.
En América Latina y en amplias zonas africanas los impactos del cambio climático se
harán sentir al mismo tiempo que la precariedad económica que se agudiza. Terri-
torios costeros con ciudades y terrenos de cultivo son muy vulnerables a la subida del
nivel del mar y la proliferación de tormentas cada vez más intensas. Algunas zonas ya
sufren con frecuencia inundaciones que obligan a miles de personas a abandonar sus
hogares. Se pueden perder amplias áreas urbanizadas. El retroceso acelerado de los
glaciares reducirá la disponibilidad de agua. Otras zonas sufrirán sequías que afec-
tarán la producción agrícola y ganadera. Sequías en algunas regiones y grandes inun-
daciones en otras serán, están siendo ya, consecuencias de un cambio climático que se
va intensificando paulatinamente.
Y paulatinamente también las fronteras de los países desarrollados sufren la presión
de los migrantes que huyen de condiciones climáticas insoportables en sus países de
origen. Esta situación se incrementa y tiende a agravarse con el paso del tiempo. Los
actuales problemas migratorios son sólo un anuncio de lo que puede llegar a produ-
cirse si no se toman medidas para afrontar el cambio climático. Se prevé que en los
próximos cincuenta años grandes franjas del mundo tropical serán totalmente inhabi-
tables. Millones de personas morirían y otros millones más huirán con destino a zonas
menos castigadas, desestabilizando a los países receptores.
Hacer frente a esa problemática exige grandes inversiones, y no una sola vez sino año
tras año. Todo lo que se gasta en armamento debería ser dedicado a las tareas nece-
sarias para afrontar el cambio climático. El asunto del dinero necesario para afrontar
el calentamiento global plantea la cuestión de quién tendrá que pagarlo y quien lo va a
gestionar. El enorme gasto para mitigar los efectos del cambio climático deberá desti-
narse a proteger tanto a los países del norte, que pueden generar recursos, como a los
del sur, que carecen de esa capacidad. Esto acentuará la división y las contradicciones
entre el mundo industrializado y el subdesarrollado.
La humanidad que no supo vivir en paz y hermandad en condiciones más favorables
es dudoso que lo haga en la grave situación que se nos viene encima. La radicaliza-
ción racista y xenófoba que se promueve en los países altamente desarrollados evi-
dencia la determinación de rechazar violentamente la enorme migración que va a au-
mentar sin cesar. El odio y la agresividad inter-étnicas que siempre existieron se van a
intensificar de una manera desorbitada.
Pero independientemente de ese cataclismo que se vislumbra a largo plazo, pueden
darse otros escenarios más próximos en los que a los poderes dominantes les interese
mantener el control a toda costa. Si los primeros fascismos nacieron como reacción a
un proceso revolucionario que se generó en el contexto de una guerra mundial, hoy
esa situación puede repetirse cuando vemos que unos conflictos ya en curso (Ukrania,
Oriente Medio…) pueden evolucionar a una contienda mundial más amplia.
En estas situaciones los seguidores de Jesús de Nazaret tenemos una misión que va a
contracorriente de todo lo que representa el sistema de dominación imperante. Debe-
mos promover el espíritu de las Bienaventuranzas en un mundo en el que se van a
agravar las contradicciones que siempre generaron odio y violencia entre los pueblos.
Debemos recordar a ese mundo que todos los humanos somos hermanos, hijos de un
mismo Padre. Si por los cambios climáticos que se producen se van a reducir las áreas
habitables de nuestro planeta, debemos ser capaces de una reorganización territorial
que contemple el derecho a la vida y al bienestar de todo s los seres humanos, sin
privilegios de unas razas sobre otras. El odio inter-étnico y racista que se promueve
va en contra de la solución humana necesaria; los seguidores del Maestro Jesús
debemos afrontarlo con determinación.
Lo mismo puede decirse sobre otros conflictos que hoy ensangrientan nuestro mundo.
Los seguidores de Jesús de Nazaret debemos ser promotores de soluciones pacíficas,
opositores a toda política de bloques que enfrenta a los humanos en función de inte-
reses que conciernen a minorías privilegiadas: control de zonas petrolíferas, empresas
armamentísticas, afán de dominio geoestratégico… En nuestro ámbito no faltan auto-
ridades religiosas prestas a darle cobertura ideológica al fascismo, pero nuestro deber
es mostrar que esos movimientos contradicen radicalmente el espíritu del Evangelio.
La tarea es difícil y peligrosa, como lo muestra el ejemplo y el destino de Martin
Luther King, Monseñor Romero y otros mártires de la Teología de la
L
iberación
,
pero
Jes nos convoca
:
N
o te
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áis
,
estaré con vosotros hasta el fin del
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undo
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