El proyecto del Gobierno para la reforma del sistema de financiación de la Seguridad Social, al que se denomina popularmente «medicamentazo», preve la supresión de aproximadamente un millar de fármacos de la cobertura de la Seguridad Social. Hace cuatro años y medio hubo un primer ensayo, a cargo del entonces Gobierno del PSOE, de este tipo de reducción de prestaciones de un servicio nacional que cumple una función social necesaria e insustituíble. En aquel «medicamentazo» de julio de 1997, el recorte afectó a unos 800 medicamentos. En ambos casos, y pese a que se diga que la medida afecta solamente a fármacos de escasa utilidad terapéutica y que ya no son muy eficaces, lo cierto es que muchas personas con bajo nivel de ingresos, principalmente pensionistas, se ven afectados por el encarecimiento de unos productos farmacéuticos que tienen y seguirán teniendo un consumo considerable. ¿Cómo se puede llamar fármacos de bajo contenido terapéutico a productos esenciales como antiinflamatorios, vasodilatadores y antiasmáticos, por citar sólo unos cuantos de los de la lista negra del Gobierno?
Esta progresiva liquidación de la cobertura de la Seguridad Social, en lo referente a los medicamentos, se corresponde con el deterioro que están sufriendo, en general, todos los servicios y prestaciones de la propia Seguridad Social y los de otros servicios públicos y sociales: el sistema de pensiones, la Enseñanza... Todo ello forma parte de una paulatina destrucción del «Estado de Bienestar» que además tiene sus más claros exponentes en la privatizacion y liquidación de las empresas públicas y en la destrucción masiva de empleo. Comprenderemos mejor lo que está pasando si tenemos en cuenta que Gobiernos como el actual del Partido Popular y los que le precedieron del PSOE estan seriamente comprometidos con una estrategia que persigue liquidar en un par de déacadas todos los adelantos conseguidos en más de un siglo de lucha de los trabajadores.
Con el actual «medicamentazo. el Gobierno confía en que se produzca un ahorro de más de 60.000 millones de pesetas a la Seguridad Social. ¡Curiosa manera de enfocar el tema de la salud publica!. El procedimiento correcto no es determinar el déficit de la Seguridad Social y buscar la manera de sufragarlo, sino establecer los objetivos de la sanidad pública nacional y alumbrar fórmulas para financiarlo. La diferencia estriba en que el primer procedimiento se inspira en una doctrina que presupone la preeminencia de la economía, y somete a ella la sanidad y todas las necesidades humanas, mientras que en la filosofía del segundo esquema se asigna a la economia precisamente la funcion de servir a la sociedad en la cobertura de sus necesidades, entre ellas las sanitarias.
Además se trata también de dos concepciones distintas sobre el papel o función del Estado en el ordenamiento de los asuntos de la sociedad. La derecha considera privados a asuntos como la sanidad, la enseñanza, el trabajo, la industria... Por eso van traspasando a los individuos la responsabilidad y el coste de la salud privada de cada uno. Nosotros, en cambio, consideramos que la salud es una cuestión social, colectiva, y que debe ser afrontada por los poderes públicos, estatales. Dejar solo a cada cual con sus problemas de salud significa condenar al fracaso sanitario a los que no poseen recursos para hacer frente a las contingencias adversas, o sea a la gran mayoría de los miembros de la sociedad. Sólo los muy ricos están a salvo de los problemas que pueden resolverse con dinero. Implantando la no gratuidad de las medicinas, promocionando los seguros privados para sustituir al sistema público de pensiones, y liquidando las empresas públicas para favorecer a la industria privada, se está configurando un mundo a medida de los sectores pudientes y en contra de la gran masa de desheredados de la Tierra.
El «medicamentazo. es uno mas de los eslabones de esa cadena.