En su discurso en el mitin de la fiesta del Partido Comunista de España, el día 20 del
pasado mes de septiembre, Julio Anguita se refirió a la situación creada como consecuencia
de la actitud de deslealtad de destacadas figuras de las direcciones de IU y el PCE. Los
medios informativos prestaron bastante atención a las declaraciones de nuestro Secretario
General. En comparación con los temas de anteriores discursos en las fiestas del PCE,
podría parecer que el de este año estaba muy en clave interna, de la problemática de IU y el
PCE. Y sin embargo no es así. La polémica interna de IU es menos interna de lo que parece.
Como Anguita señaló en su discurso, las posiciones que se enfrentan en Izquierda Unida
tienen mucho que ver con ideas, programas y propuestas políticas. Y no es casualidad que
tomen partido en esta polémica interna de IU muchas personas y entidades ajenas a esa
organización: políticos, medios informativos, etc. Julio Anguita declara que la coalición, y
en especial los comunistas, están siendo sometidos durante los últimos meses a un
linchamiento sistemático y perfectamente organizado cuyo fin último es dar votos a los
socialistas, y acusa al PSOE de entrar a saco en IU para recuperar el poder. Tras asegurar
que en IU no sobra nadie, el Coordinador General recordó que desde su creación en 1986, en
IU hubo siempre democracia, transparencia informativa y plena libertad de expresión para
sus miembros. Pero cuando el discurso diferente -añadió- ha ido cristalizando en violación
de estatutos, actividad fraccional y vulneración de los acuerdos tomados democráticamente,
lo que era expresión de una visión de I. U. se ha transformado en una actividad contra I. U.
E
fectiva
m
ente
,
esa actitud de rebeldía de alguna tendencia y varias organizaciones territoriales
de IU tiene como causa motora la estrategia del PSOE para crecer electoralmente a base de
destruir y engullir a Izquierda Unida. Tal estrategia puede dañar seriamente a la Izquierda
de nuestro país. La cuestión es la siguiente: Los tristemente célebres trece años de gobierno
felipista, con una política totalmente de derechas, graves escándalos, crímenes de Estado, el
saqueo de España y la mentira como forma de gobernar, acarrearon una pérdida de apoyo
popular para el partido de Felipe González que, aunque lentamente, acabó por hacer posible
la victoria electoral de la derecha y el actual gobierno del Partido Popular. Ante esa
realidad el Partido Socialista Obrero Español hubiese podido y debido hacer un análisis
autocrítico con la consiguiente depuración de los culpables de la corrupción y la traición al
socialismo que representó la etapa felipista. Sabemos que no se emprendió esa regeneración
del Partido Socialista. Ni hubo enmienda de los métodos felipistas ni hubo ajuste de
cuentas a los responsables de aquella etapa bochornosa: el relevo de Felipe González en la
Secretaria General del PSOE no es más que un burdo intento de ocultar el hecho lamentable
de que ese líder nefasto sigue controlando la organización socialista y pretende volver al
poder para seguir gobernando como lo hizo desde 1982 hasta 1996.
Pero para conseguir eso necesita aumentar su electorado. Fueron a Izquierda Unida parte
de los votos que fue perdiendo a lo largo de más de una década el PSOE felipista. Otros
antiguos votantes de ese partido se retraen a abstención en las elecciones. Hoy los socialistas
no parecen capaces de suscitar la ilusión y la esperanza que inspiraron a comienzos de la
década de los 80. Por la misma razón, tampoco desde IU podemos prestarles el apoyo que
les falta. Sería traicionar a nuestros electores, que nos dieron sus votos en base a un
programa, el que transfiriésemos ese apoyo a alguien que no quiere saber nada de ese
programa y que quiere recuperar el poder para obrar igual que antes.
Por eso elaboraron la estrategia contra Izquierda Unida. Estrategia consistente en lograr la
colaboración de algunas destacadas figuras o barones de
IU
,
a quienes se brinda todo tipo de relieve
infor
m
ativo en los
m
edios de difusn que controlan
,
y el apoyo blico de algunos intelectuales
afines a IU y al PCE pero acríticamente proclives a estrechar lazos entre socialistas y
comunistas sobre la base de «combatir a la derecha», «la unidad de la izquierda», etc.
Si esos objetivos están bien en principio y en abstracto, no debemos olvidar que un marxista
consecuente debe plantearse: Unidad de la izquierda y combatir a la derecha, pero, ¿para
que?, es decir, para conseguir qué frutos u objetivos? ¿Sólo para gobernar en vez de la
derecha pero haciendo lo mismo que hace la derecha, como ocurrió durante la etapa
felipista? Para ese viaje no hace falta equipaje. No nos interesa sustituir a Aznar por un
Felipe González que vaya a seguir haciendo lo mismo que hace Aznar. Para felipismo ya
tuvimos bastante con los trece años de marras. Nosotros ansiamos la unidad de la izquierda
pero para hacer algo diferente: Para desarrollar la Constitución de nuestro país en un sentido
social progresista; para profundizar en la democracia estableciendo formas de participación
ciudadana que rebasen el puro trámite de las elecciones cada cuatro os; para que la
integración de España en la Comunidad Europea no tenga lugar bajo condiciones tan
desventajosas para nuestro país como las acordadas por el felipismo y mantenidas
actualmente por el PP; para que la Constitución europea persiga la unión solidaria de los
pueblos de nuestro continente y no la sociedad clasista que refleja el Tratado de
Maastricht; para que nuestro país no se vincule a pactos militares, como la OTAN, garantes
del orden internacional injusto que impone el imperialismo; para ir erradicando todas las
formas de explotación y desigualdad, y avanzar hacia una sociedad más justa; para que los
poderes estatales se comprometan en el desarrollo económico e industrial manteniendo las
empresas blicas y fomentando el progreso científico y tecnológico; para potenciar las
instituciones del Estado asistencial con eficaces seguros de enfermedad y desempleo y
pensiones dignas; para perfeccionar y democratizar el sistema educativo y la Universidad...
y un largo etcétera que constituye un verdadero programa de izquierdas.
Sobre esa base sí que estamos dispuestos a establecer alianzas con el PSOE y con quien sea.
Pero lo que ahora nos traen es otra cosa. A los líderes felipistas y a sus agentes en IU se les
llena la boca con la reivindicación de la «unidad de la izquierda», pero a la vez se empeñan
en negarse a definir en qué consiste ser «de izquierdas». No aparece por ninguna parte su
programa de izquierda. Nosotros subordinamos la acción política a nuestros planteamientos
teóricos, es decir, creemos en lo que decimos y decimos lo que creemos. No consideramos
que lo más importante sea tener una parcela de poder político, si ese poder no ha de
servirnos para promover los cambios que contempla nuestro programa. Esto es lo que se
llama tener principios y dar importancia a la ética de los métodos.
¿P
or qué
,
entonces
,
algunos barones de
IU
se prestan al juego felipista de debilitar y querer destruir
unas organizaciones con ética y principios para promocionar el oportunismo de la lucha por
el poder sin afán transformador? Esta gente apuesta por un modelo de sociedad que coincide
con el que defienden y representan conjuntamente Jose María Aznar, Felipe González, Jordi
Pujol... de ahí que promuevan para IU pactos políticos que desnaturalizarían su misión de
alternativa radical transformadora; de ahí que apoyen los acuerdos del sindicalismo
domesticado con la patronal por los que fueron vendidos a bajo precio los trabajadores, los
pensionistas y los parados. Y además está la prisa por tocar poder. Un proyecto político
como el que inspira el Partido Comunista de España y encarna Izquierda Unida es una
tarea histórica que requiere para su realización un período de tiempo mayor que la paciencia
de algunos políticos de profesión que, como inversores a corto plazo, ansían ver resultados
en breve y son incapaces de dedicarse a sembrar hoy para una cosecha que no van a ver.
C
uando tales personas ter
m
inan por darse cuenta de que
,
por eje
m
plo
,
para alcanzar la alcaldía
de
M
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o que la de
G
ijón-
,
o un escaño de diputado en
G
alicia
,
es
m
ás fácil con el apoyo
del
PSOE
que con las solas posibilidades de IU, y comprenden que pese a toda la corrupción
y todas las claudicaciones del PSOE este partido va a representar durante bastante tiempo
aún posibilidades de promoción mucho mayores que las que puede brindar IU, entonces se
manifiesta que su ambición de éxito personal es mayor que su fidelidad a unos principios de
ética política y su capacidad de sacrificio para construir una sociedad mejor.
Muchas de las crisis del PCE y demás partidos comunistas tuvieron esa causa. Como todas
las anteriores ofensivas de las fuerzas conservadoras, la actual ofensiva va destinada a
dañarnos en nuestro lento avance pero no va a conseguir apartarnos de nuestro objetivo
final, de nuestro proyecto y nuestro programa, que es lo único que para nosotros puede dar
algún sentido a cualquier propuesta de «unidad de la izquierda».
Octubre de 1997