los asuntos públicos, en los momentos de crisis busca salvadores que aporten
soluciones mágicas a los problemas que no se atreve a afrontar. En Italia, tras
el hundimiento de la clase política tradicional, se produjo una ocasión
excelente para que el pueblo tomase su destino en sus manos y se convirtiese
en el artífice de su propia regeneración. Pero desacostumbrado a la orfandad,
el pueblo busca un nuevo padre para reemplazar al antiguo. En las elecciones
recientes, un alto porcentaje de votantes italianos apoyó a una opción política
y a unos personajes expertos en el arte de inspirar confianza pero cuya
vocación es preservar el sistema para que nada cambie y seguir manteniendo
al pueblo alejado de las decisiones que le incumben.
Algo parecido ocurre en nuestro país, donde a medida que se deteriora la
imagen de los gobernantes derechistas del partido de Felipe González, se
potencia la de la Derecha pura del P.P.: una nueva fuerza de derechas para
suceder a otra fuerza de derechas que se desgasta; el sistema se sucede a sí
mismo; la derecha nunca pierde; la clases dominantes siguen imperando sin
sobresaltos; la democracia, así esterilizada y aséptica se convierte en el marco
ideal, en el mejor de los mundos para la gente que tiene dinero.
En tal mundo, los comunistas, una fuerza como 1.U., resultamos unos
aguafiestas indeseables. Representamos una ruptura y una alternativa de
transformación social que el sistema no puede asimilar.
La prensa, la T.V., todos los aparatos informativos e ideológicos del sistema
quieren recetarnos que elijamos entre Aznar y Felipe González; por eso
organizan unos espectaculares debates televisivos entre ambos líderes
políticos durante las campañas electorales. Con cualquiera de ellos el
capitalismo sale ganando. El enemigo a batir en esas ocasiones es la fuerza
política que representa una verdadera alternativa contra esta sociedad
corrompida; el lugar que se nos destina es la picota o la UVI.
Cuando se aproxima otra campaña electoral, esta vez para las elecciones al
Parlamento Europeo, debemos aprender a reaccionar -pues nos va mucho en
ello- contra el encorsetamiento mental al que nos someten; podemos
plantearnos el sacar provecho de la democracia haciendo que esta sea
verdadero poder del pueblo para el pueblo.
Mayo de 1994