instrumento estatal de toda la sociedad, ciertos mecanismos aseguraban que el
beneficio de la actividad de la empresa pública redundase no en provecho de
la sociedad sino del capitalismo privado. Tres eran esos mecanismos:
Primero: una política de precios que asignaba un valor artificialmente bajo a
los productos siderúrgicos básicos, para que el beneficio fuese a titulo de valor
añadido a otras empresas -privadas, por supuesto-, que utilizaban esos
productos como materia prima.
Segundo: la subcontratación de muchos servicios y ciertos pasos del proceso
de producción siderúrgica a otras empresas -privadas, por supuesto-.
T
ercero
,
y principal
:
una gran parte de los ingresos de
ENSIDESA
y de otras e
m-
presas públicas debe ser destinada a sufragar las cargas financieras
,
es decir
,
los
intereses y a
m
ortización de deudas contraídas con bancos
-
privados
,
por supuesto
-.
D
urante las pasadas décadas se sucedieron en nuestro país diversos gobiernos de
distinto color político
,
desde los gobiernos de la época franquista
,
pasando por los
de carácter centrista de la época de la transición
,
hasta los actuales de un partido
que se lla
m
a
"O
brero
"
y
"S
ocialista
". P
ero por enci
m
a o por debajo de todos esos
ca
m
bios políticos
,
per
m
anecieron constantes las líneas generales del siste
m
a que
garantizaba que la e
m
presa fuese ordeñada por los capitalistas privados
. S
ospecho
-
sa
m
ente
,
gobierno tras gobierno
,
los
m
inisterios de
H
acienda e
I
ndustria
,
así co
m
o la
dirección del
I.N.I.
,
del
B
anco de
E
spaña y otras instituciones estatales eran sie
m
pre
,
y siguen siendo
,
ocupados por directores de bancos y otros personajes ligados al
capitalis
m
o financiero de nuestro país
. E
llos eran
,
y siguen siendo
,
los encargados
de garantizar que
ENSIDESA
y otras e
m
presas teórica
m
ente públicas se endeudasen
con los bancos privados por enci
m
a de todo lí
m
ite raciona
l,
con el fin de generar
pérdidas y no beneficios, y así fabricar el pretexto para su privatización o su
liquidación en el momento oportuno. Ellos eran, y siguen siendo, los gestores
de un sistema en el que no creían, y al que saboteaban desde dentro para
provocar su ruina en beneficio de la producción privada.
A
sí
,
condenada a
m
uerte desde su naci
m
iento
,
y portando en su interior los gér-
m
enes nocivos que la habían de destruir
,
la e
m
presa pública de nuestro país se en-
cuentra hoy abocada a su liquidación decretada por los ene
m
igos de toda
m
edida
verdadera
m
ente socialista
. L
os sínto
m
as de esa agonía anunciada son hoy los pési-
m
os convenios que se están aplicando y las sucesivas reducciones de plantilla.
L
a cuestión es si los trabajadores
,
al fin
,
despertare
m
os de esa siesta que dura ya
cincuenta años
,
y sere
m
os capaces de afrontar la situación que se nos viene enci
m
a.
Febrero de 1994