L
L
a
a
m
m
e
e
d
d
i
i
o
o
c
c
r
r
i
i
d
d
a
a
d
d
e
e
n
n
e
e
l
l
s
s
e
e
g
g
u
u
i
i
m
m
i
i
e
e
n
n
t
t
o
o
d
d
e
e
J
J
e
e
s
s
ú
ú
s
s
B
ajo ese título tuvo nuestra
C
o
m
unidad de
C
ristianos de
B
ase
,
en la reunión del pasado día
4
de este
m
es
,
un estudio y debate de unos catulos del libro de
J
osé
M
aría
C
astillo
:
D
eclive
de la
R
eligión y futuro del
E
vangelio
. E
sa obra
,
así co
m
o las de otros teólogos
,
nos
ayudan a interpretar una realidad de la que
,
en la
I
glesia
,
se pretende
m
antener alejada la
atención de los fieles
. C
o
m
o sinceros seguidores del
M
aestro
J
esús nos interesa conocer
,
sin recortes e interpretaciones interesadas, lo que realmente él postula y espera de no-
sotros. El tema que nos ocupaba en esta ocasión,
l
l
a
a
m
m
e
e
d
d
i
i
o
o
c
c
r
r
i
i
d
d
a
a
d
d
e
e
n
n
e
e
l
l
s
s
e
e
g
g
u
u
i
i
m
m
i
i
e
e
n
n
t
t
o
o
d
d
e
e
J
J
e
e
s
s
ú
ú
s
s
, se refiere al dominio que el ego ejerce sobre cada uno
,
y que preside el compor-
ta
m
iento hu
m
ano tanto en el á
m
bito social co
m
o en el religioso.
L
as relaciones hu
m
anas están
m
ediatizadas por esa inclinación natural de cada uno
,
que
genera co
m
petencia y conflictos con los de
m
ás
. J
esús pro
m
ueve otros valores
,
que nos
cuesta asu
m
ir
. L
a satisfacción del ego postula destacar
,
do
m
inar sobre otros, aspirar a
rango social
,
al poder
,
ta
m
bién al poder adquisitivo
,
al dinero
...
N
uestro debate sobre
este te
m
a evidencque la enseñanza de Jesús, que nos interpela, contraría no sólo
nuestra naturaleza egoísta sino también el sistema establecido en el terreno social y en
el religioso. Su mensaje es revulsivo, movilizador…
Su Reino no es de los de este mundo: Si alguno quiere venir detrás de mí, que se
niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga. Seguir a Jesús es asumir una actitud
comprometida de enfrentamiento con ese mundo, este sistema que es una negación de
los valores que Jesús promueve. Es una forma mediocre de seguimiento identificarse y
apoyar un siste
m
a social clasista que tasa a las personas según su origen, su raza, su
rango social, su poder adquisitivo. Un sistema en el que se pretende recortar e incluso
supri
m
ir los derechos y servicios sociales
:
sanidad
,
vivienda, educación… a favor de las
clases privilegiadas y sus inversiones privadas.
Del ejercicio de la autoridad, Jesús enseña: Si alguno quiere ser el primero, que se
ponga el último de todos y se haga el siervo de todos
. S
abe
m
os lo
m
ucho que se alejan
de ese modelo de servidor público los gobernantes de este mundo. Con frecuencia se
aprovechan de su función pública para favorecer a sus parientes y amigos, para enri-
quecerse a sí mismos. Y siempre para perpetuar el dominio de la clase dirigente.
Lo que ocurre a nivel político y social tiene su correlación y mucha relación con lo que
tiene lugar en el á
m
bito religioso
. C
orrelación porque ta
m
bién en el terreno religioso, en
las estructuras eclesiales
,
se da una clasificación del personal por rangos
,
con privilegios
y abusos
,
co
m
o en la estructura social
. Y
relación porque esa realidad eclesial for
m
a parte
y está al servicio del siste
m
a de do
m
inación general. Por tanto, también es una forma de
m
ediocridad en el segui
m
iento de
J
esús instalarse en el tipo de religiosidad vaa
,
y con-
tentarse con las for
m
as tradicionales de culto
. S
e
m
encionó en nuestro debate la paraferna-
lia
,
de siempre”, de las procesiones de la reciente Semana Santa. Se fomenta ese tipo
de religiosidad como sustitutivo del verdadero seguimiento de Jesús.
B
oletín nú
m
. 60
- 19 de abril de 2024
A
las clases do
m
inantes les interesa que la
m
asa del pueblo so
m
etido per
m
anezca en una
ignorancia que las i
m
posibilite para su liberación
. E
n el á
m
bito eclesial
,
el esta
m
ento cleri
-
cal
,
que desea la conservación del siste
m
a tal co
m
o está establecido
,
no trans
m
ite fiel
m
ente
el
m
ensaje de
J
esús de
N
azaret
. S
e li
m
itan a presentar un
J
esús que nos redi
m
ió para que
alcanzáse
m
os la
gloria celestial
”,
pero es un
J
esús inocuo y desco
m
pro
m
etido
,
un
J
esús
que no convoca, que no tiene ningún proyecto liberador para este mundo, no es el
Jesús del Evangelio.
Así presentada la acción y la trayectoria eclesial y la religiosa en general, se llega a
comprender el carácter de clase de la religión. Se ve que, en manos de la burguesía,
la religión es un medio para alejar a las masas de la lucha de clases y aletargar la
m
ente
de sus integrantes
. Por
eso
, m
uchas personas que se percataron del cacter pernicioso de
la religiosidad que nos venden las
I
glesias, salen corriendo de ellas
. E
n nuestra
I
glesia
,
y en concreto en nuestro país
,
se constata un auge de senti
m
iento antirreligioso
,
co
m
o re
-
acción al abuso clerical
:
in
m
atriculaciones
,
casos de pederastia y otros abusos sexuales
pero ta
m
bién co
m
o aversión y rechazo a la función institucional que se auto
-
atribuyó la
jerarquía y el dominio espiritual que la clerecía pretende ejercer sobre la feligresía.
A
nte nosotros
,
ahora, la tarea de valorar si tal abandono de lo religioso por parte de
a
m
plios sectores sociales se puede considerar positivo o negativo
. A
quí hay que hacer al-
guna
m
atización
. L
a
I
glesia
,
co
m
o institución
,
no es un fin en s
í m
is
m
a
,
tiene un objetivo;
es
,
por tanto
,
un instru
m
ento para cumplir ese objetivo. El rechazo o la aprobación a la
institución ha de estar en función del cu
m
pli
m
iento del objetivo para el que existe
. S
e puede
y se debe criticar el
m
al funciona
m
iento de la institución, sus fallos, pero sin perder de
vista el valor de lo que la
I
glesia debe trans
m
itir
:
el
m
ensaje y el
m
odelo de vida de
J
esús
de Nazaret. No se debe arrojar la criatura junto con el agua sucia.
E
l clericalis
m
o
,
los dog
m
as innecesarios
,
las devociones alienantes
,
el absurdo culto ri-
tual
,
las teologías centradas en lo sobrenatural para apartar a la gente de la preocupa-
ción por los problemas del mundo… son el agua sucia que se ha de arrojar a la basura,
pero hay que salvar a la criatura: el mensaje liberador de Jesús de Nazaret, su escala de
valores
,
el
m
odelo de vida que nos propone
,
el trabajo por el Reino de Dios al que nos
convoca
L
as instituciones eclesiales se justifican sólo en la
m
edida en que nos pre-
senten fielmente el mensaje evangélico y sean capaces de generar iniciativas para el
trabajo por el proyecto del Reino.
E
l libro que co
m
enta
m
os destaca que el segui
m
iento de Jesús por parte de los primeros
discípulos era interesado en el sentido de que
,
inicial
m
ente
,
esperaban obtener ventajas
por el triunfo
m
esiánico que suponían iba a obtener el
M
aestro
. D
espués
,
a lo largo de la
historia, la Iglesia llegó a alcanzar y disfrutar influencia y privilegios, pero sobre la base
de no cuestionar el siste
m
a co
m
o lo había hecho
J
esús
.
H
oy tene
m
os
,
pues
,
dos
m
odelos distintos de segui
m
iento del
M
aestro
J
esús
:
un
m
odelo
m
ediocre, facilón
,
que pro
m
ete tranquilidad en esta vida, y la gloria celestial, a quienes
sigan unos ritos y unas devociones
,
y no inquieten a los do
m
inadores del
m
undo
,
y otro
m
odelo
m
ás co
m
pro
m
etido y peligroso, de quienes quieran i
m
itar al
M
aestro luchando
para que el
R
eino de
D
ios sea una realidad en la
T
ierra
. S
e necesita coraje para seguir este
m
odelo; los poderes del
m
undo nunca lo pusieron fácil, ni lo está haciendo ahora, a
quienes quieren seguirlo.
RELIGIÓN CONTRA EVANGELIO
R
eligión y
E
vangelio tienen un origen diferente y parecen
condenados a no entenderse
. J
esús procla
m
ó el
E
vangelio
,
pero su puesta por escrito tuvo lugar en torno al año 70, y
para entonces ya se estaba configurando una
R
eligión que
llevaba el sello de su pro
m
otor
, P
ablo de
T
arso
,
que no
haa conocido personal
m
ente a
J
esús
. D
e esta disparidad de
origen resultaron unas contradicciones que se acentuaron
con el tie
m
po y parecen insuperables en la actualidad.
C
uando
P
ablo habla de
D
ios se refiere al
D
ios de
A
braha
m,
el
D
ios de
I
srael
,
no el
D
ios que nos reveló
J
esus y se nos dio a
conocer en
É
l
. P
or eso
,
por
m
uy i
m
pactante que fuera para
P
a
-
blo
l
a experiencia del ca
m
ino a
D
a
m
asco
,
no le sugirió la idea
de ca
m
bio de
R
eligión
. P
ablo no pensó que
J
esús y su
E
van
-
gelio eran la revelacn definitiva de
D
ios a la hu
m
anidad.
E
l centro de la predicación de
P
ablo no pudo ser el
E
vange
-
lio de
J
esús
,
sino la
R
eligión que cree y venera al
R
esucita
-
do
,
que nos redi
m
e de nuestros pecados para alcanzar la sal
-
vación eterna en la otra vida
. D
ado que la
R
eligión
de P
ablo
se adelantó al
E
vangelio de
J
esús
,
hizo del cristianis
m
o una
religión
m
ás
,
que se fue interesando
m
ás por la divinidad
de Jesús que por la humanización de Dios.
P
or tanto
,
la
religión
de
P
ablo introdujo en la
I
glesia una
serie de creencias y prácticas de las que
J
esús nunca habló.
L
a
R
eligión lleva en sí el peligro de tranquilizar la con-
ciencia con el cu
m
pli
m
iento del rito
,
al tie
m
po que con eso
la ética queda
m
arginada
. L
a observancia y el cu
m
pli
m
iento
exacto del ritual
,
en todos sus detalles
,
pasa de ser un
m
edio
a constituirse en un fin en sí mismo.
L
a diferencia radical entre la
R
eligión y el
E
vangelio es que
la
R
eligión centra al sujeto religioso
en el bien de sí
m
is-
m
o
, m
ientras que el
E
vangelio centra al sujeto evangé-
lico
en el bien de los de
m
ás
,
tanto o
m
ás cuanto los otros
son o se sienten más necesitados. Lo que marca lo reli-
gioso es la ley del más fuerte, mientras que lo que marca
lo evangélico es la ley del más débil.
P
or
m
uy estremecedora que
fuera para Pablo la expe-
riencia del ca
m
ino a
D
a
m
as
-
co, no le sugirió la idea de
un cambio de Religion. Pablo
no pensó en que Jesús y su
Evangelio fueran la revela-
ción definitiva de Dios a la
humanidad.
L
a
religión
de
P
ablo intro
-
dujo en la Iglesia una serie
de creencias y prácticas de
las que Jesús nunca habló.
Pablo solamente se interepor el Cristo Resucitado, que fue
la
gran experiencia que vivió en el ca
m
ino de
D
a
m
asco
. P
ero
es evidente que
,
con el solo conoci
m
iento del
R
esucitado
,
no
pode
m
os decir que conoce
m
os el
E
vangelio de
J
esús. La
R
eligion cristiana dominante ya en los siglos segundo y
tercero
,
no fue el
E
vangelio de
J
esus sino la
R
eligión de
P
ablo
. E
sto tuvo una consecuencia preocupante: la Iglesia
absorbió en su siste
m
a una fuerte dosis de fanático rigo-
ris
m
o que ha actuado co
m
o un veneno lento y cuyos restos
todavía no han sido expulsados del todo.
E
n los siglos
II
y
III,
la
I
glesia se fue organizando
m
ás co
m
o
una
R
eligión que co
m
o un colectivo de seguidores de Jesús
que hacían presente el
E
vangelio en la sociedad
.
L
a tenden-
cia a ritualizar las reuniones de cada co
m
unidad cristiana fue
en au
m
ento y se afianzó en esos siglos de for
m
a que ya en
la segunda
m
itad del siglo
III, había
obispos
”,
presbíte
-
ros
y
diáconos
,
que son los que pertenecen al
clero
. L
os
de
m
ás cristianos eran
,
ya entonces
,
la
plebe
.
D
esde Constantino hasta el papa Gregorio VII, en el siglo
XI,
el clero recibió privilegios i
m
periales hasta el extre
m
o
de que los obispos fueron los
illustri
,
asi
m
ilados a los sena
-
dores
. U
n privilegio tan i
m
portante que las leyes de la
I
gle
-
sia se convirtieron
m
uchas veces en leyes del Imperio. Ya
C
onstantino reco
m
pensaba al clero cristiano con privile
-
gios
,
pues eran ellos
(
y no los cristianos plebeyos
)
los exper
-
tos en rituales
;
eran ellos los que sabían có
m
o llevar a cabo
el
culto del
S
anto y celestial poder
. P
ero así, la Iglesia se
fue alejando no lo del
E
vangelio
,
sino incluso de la
R
eli
-
gión
, m
anejando un poder pura
m
ente judico o si
m
ple
m
ente
según la relación de superioridad y subordinación.
C
on el paso de los siglos
,
la Iglesia quedó dividida en dos
bloques
:
por una parte el clero
,
con el poder y la dignidad
;
por otra parte
,
en su
m
isión a los clérigos
,
la plebe
,
la gente
fiel y obediente al poder y la dignidad de los
ho
m
bres de
la
R
eligión
”,
que son los que
m
anejan y so
m
eten incluso
las conciencias
,
lo
m
ás ínti
m
o de la vida de cada creyente.
Ya desde finales del siglo III, la Iglesia estaba centrada
en la Religión, y el Evangelio se había reducido a una
simple pieza de la Religión cristiana. Lo que quiere decir
que la
R
eligión se había ad
ueñado del Evangelio, de forma
que el cristiano religioso
era
(
y lo es hoy
)
el
buen cris-
tiano
, m
ientras que el
cristiano evanlico
(
fiel al
E
vange
-
lio
), s
i to
m
a en serio esta convicción
,
es seguro que se verá
envuelto en problemas, hasta el extremo de convertirse
en un individuo sospechoso e incluso peligroso.
C
onstantino reco
m
pensaba al
clero cristiano con privile-
gios, pues eran ellos (y no
los cristianos plebeyos) los
expertos en rituales.
Avelino Seco, sacerdote de Santander
Más importante que hablar de los obispos que dirigirán en los próximos años la
Conferencia Episcopal, es necesario plantearnos qué Iglesia queremos ser. No se trata
principalmente de escoger obispos buenos, malos o regulares, sino de encontrar el
camino evangélico que manifieste y no oculte al Dios salvador.
Hemos de tener claro que la Iglesia no es un fin en misma, es un sacramento, un
medio para acercarse al Dios de Jesús y hacer presente su Reino en el mundo. ¿Cómo
debe ser su presencia en medio del mundo?
Se ha reflexionado mucho sobre las formas de estar en el mundo el conjunto de
cristianos que formamos la Iglesia. O nos mezclamos y diluimos como la levadura y
la sal que transforman y dan sabor o, por el contrario, intentamos crear estructuras
fuertes con la intención de ir venciendo lo que consideramos un mal.
Formulándolo de una manera general, a falta de las matizaciones propias de un
trabajo más detallado, podríamos plantear qué objetivos han de guiar el caminar de
nuestra Iglesia. ¿Cuál ha de ser su prioridad?
¿Su afán fundamental debe ser luchar por conseguir una cultura donde domine la
ideología cristiana, se hable de Dios como Señor o, más bien, nuestro objetivo
fundamental ha de consistir en hacer presente su Reino en un mundo necesitado de
paz, justicia, vida digna y amor, aunque la ideología dominante no se denomine
cristiana? ¿Qué es más importante?
En esta reflexión nos puede ayudar el recuerdo de un pasaje del evangelio de Mateo.
Estas son sus palabras: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el Reino de
Dios, sino el que cumple la voluntad de mi Padre del cielo
¿Qué imagen de Iglesia se percibe hoy en nuestro país? Nos empeñamos en luchar
contra el laicismo y el secularismo como los grandes males. Pero, ¿estos son los
grandes males?
Nuestra Iglesia, a través de los medios de comunicación ligados a ella, léase la COPE,
TRECE TV o algunos documentos de la jerarquía, ¿nos acerca al evangelio, ayuda a
entender el Reino de Dios que predicó Jesús o, más bien, nos acerca a una ideología
política determinada que dice estar en la órbita de lo cristiano?
En el final de la dictadura franquista algunos grupos católicos, sobre todo grupos de
Acción Católica presentes en el mundo obrero, fueron acusados de temporalismo, de
ser “tontos útiles” a favor de partidos de izquierdas. Estos grupos fueron frenados y
condenados por el Estado y, también, por la Iglesia. ¿Se frena hoy a grupos católicos
claramente de derechas o se los alimenta por considerarlos de los nuestros?
Creo que el reto de la iglesia española consiste en aclararse por dónde quiere caminar.
Sería bueno que se plantease y escogiese una manera, verdaderamente evangélica. de
estar presente en nuestra sociedad.
¿Cuáles son los grandes males o pecados contra los que hay que dirigir nuestra
acción?
Para algunos el gran mal es el laicismo, el relativismo, el secularismo, la increencia,
el nihilismo, el alejamiento de la iglesia, el librepensamiento, el materialismo ateo.
Para otros el gran mal es la injusticia con un sistema económico que mata, la
explotación de los más débiles, la discriminación por raza, religión u orientación
sexual, la guerra.
¿Qué es lo que más preocupa a nuestra Conferencia Episcopal? El Papa es rechazado
por algunos sectores de católicos por unas posturas muy concretas ante los poderes
económicos, las guerras, los emigrantes, el clericalismo en la iglesia o los
homosexuales. Lo acusan de abandonar la sana doctrina. Preguntémonos quienes
rechazan y por qué a la Iglesia Española.
Creo que es momento de decidirse por lo que consideramos prioritario. Lo importante
no es una lucha cultural para mantener una ideología cristiana sino por hacer presente
el Reino de Dios según se manifiesta en Jesús. Él rompió la ideología dominante
religiosa de su época y hasta lo consideraron blasfemo.
Para clarificarnos con respecto a los diversos grupos en la Iglesia quiero citar a la
teóloga Isabel Gómez Acebo que los agrupa, según sus sensibilidades, así: “Unos, de
signo más conservador, tienen su mirada en el pasado ortodoxo donde encuentran las
verdades de toda la vida que les dan tranquilidad frente a la oferta pluriforme del
mundo actual. Sienten aprensión por lo nuevo y tachan de relativismo la evolución y
los deseos de cambio. Priman la unidad sobre otros conceptos y favorecen una
estructura de gobierno autoritaria” y continúa describiendo así otros grupos: “Los
aperturistas acentúan el compromiso histórico y el cambio de las realidades políticas y
económicas que oprimen y coartan las libertades tanto en el mundo como en el seno
de la Iglesia. No sienten repugnancia por militar en partidos políticos o sindicatos de
todo tipo si creen que desde allí pueden facilitar el fin de situaciones injustas”
(Balance del laicado, 2006)
La biodiversidad es buena, pero el discernimiento es necesario. Crecerá más aquello
que más alimentemos y cultivemos. El evangelio no debe ser sustituido por ideologías
que creemos favorecen a la Iglesia, no olvidemos que ésta es sólo un medio que puede
trasparentar u ocultar lo verdaderamente importante: QUE SE GLORIFIQUE A
DIOS, PADRE Y MADRE NUESTRO, HACIENDO QUE SUS HIJOS VIVAN.
La comida en común es una de las acciones simbólicas más generalizadas
en todos los tiempos y en todas las culturas. Expresa lazos familiares,
acogida, compañerismo, fraternidad... Es un símbolo inteligible por todo el
mundo, sin más explicaciones. Pero si nos acercamos a las celebraciones
eucarísticas en nuestras iglesias y parroquias, la primera impresión es que no
son entendibles por sí mismas. ¿Qué ha pasado?
El rito ha devorado al símbolo.
Todo está previsto y reglado: los gestos, las palabras, las vestiduras, la
materia utilizada en la Eucaristía... Buscando la garantía jurídica del rito, la
institución ha terminado por matar el símbolo universal de la mesa
co
m
partida. Con un problema de más hondo calado. La evolución histórica de
la celebración eucarística es un dramático ejemplo de la tendencia que tienen
todas las instituciones (religiosas, políticas o sociales) a convertirse en fin.
Se afirma la presencia real de Cristo. Pero la institución eclesiástica controla
todo el proceso: ella establece cuándo se hace presente y cuándo no,
quiénes son las personas autorizadas para realizar el rito, quiénes pueden
acercarse a comulgar.
El altar ha devorado a la mesa.
Las primeras comunidades asocian la celebración eucarística con los
sacrificios del Antiguo Testamento, tan presentes en su cultura religiosa.
Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. En torno a esa
imagen va fraguando la imagen de la Eucaristía como sacrificio. Resulta
sorprendente la cantidad de veces que se emplea la palabra “sacrificio” en
los textos litúrgicos.
Como alternativa a las eucaristías oficiales, van surgiendo grupos
minoritarios que recuperan la búsqueda de los orígenes al margen de la
institución oficial y, con frecuencia, fuera de los espacios religiosos
tradicionales.
Las comidas de Jesús en los Evangelios.
· Jesús come con Leví, el publicano (Mt 9,9-13 y paral.)
· come en casa de Simón, un fariseo (Lc 7,36-50)
· el propio Jesús se invita a casa de Zaqueo, el recaudador (Lc 19,1-10)
. come en casa de Marta, mientras su hermana María le escucha a sus
pies (Lc 10,38-42)
· María unge los pies de Jesús durante una comida en su casa, junto con
Marta y Lázaro (Jn 12,1)
· comida en casa de Simón el leproso (Mt 26,6-13 y Mc 14,3-9))
· la vuelta del hijo pródigo se celebra con un banquete (Lc 15,11-32)
· la parábola de El rico epulón, como expresión sangrante de la insolidaridad
(Lc 16,19-31)
· Jesús compara el Reinado de Dios con un gran banquete (Lc 14,16-24; Mt
22,1-13)
· los dos discípulos que van a Emaús “abren los ojos” durante la comida (Lc
24,31)
Para asombro nuestro, en los Evangelios tenemos seis relatos de la
multiplicación de los panes (Mt 14, 13-21; Mc 6,30-44; Lc 9,11-17; Jn 6,1-14.-
Mt 15,32-39; Mc 8,1-9), mientras que sólo hay tres relatos de la comida en la
última cena (más el de Pablo en 1Cor 11,23ss)
Algunos rasgos de estas comidas.
La expresión partir el pan significa celebrar la Eucaristía (Hch 2,42).
El esquema narrativo es el mismo en estos diez relatos, a los que se añade
el de los discípulos de Emaús:
· coger o tomar el pan o los panes (en los 11 relatos)
· alzar la mirada al cielo (en 3 relatos de Mt, Mc y Lc)
· pronunciar la bendición (en los 11 relatos)
· partir el pan o los panes (en 10 relatos, menos Jn)
· repartirlo, el propio Jesús o sus discípulos (10 relatos, menos 1Cor).
La comida es la expresión más entendible del Reinado de Dios: la igualdad y
la inclusión de todos los seres humanos.
La sociedad en que vive Jesús se encuentra muy estratificada en clases y
categorías sociales. Las personas y los grupos no se mezclaban en las
comidas. Necesitamos subrayar este dato sociológico, precisamente porque
ya ha sido superado en nuestra cultura.
Jesús rompe ese esquema de segregación social. Come con fariseos, con
publicanos, se identifica con la masa anónima durante las comidas al aire
libre. Crossan la llama “comensalía abierta y dejada al azar... con una mezcla
absoluta de clases, sexos, rangos y grados”.
El escándalo está servido. Las comidas de Jesús tenían un carácter peligroso
y claramente subversivo del orden social existente.
La celebración de la Última Cena
La última cena fue una comida normal, sin ningún carácter sagrado. Jesús
y sus discípulos (lo más probable es que hubiera también mujeres)
repitieron la comida en común que habían hecho tantas veces.
Jesús no estableció un ritual específico para recordarlo a Él. No fue una
despedida consciente, aunque sí pudo ser una despedida “presentida”.
Obviamente, Jesús no estableció un “sacerdocio”. Ni Jesús era sacerdote,
ni pretendió crear una estructura sacerdotal.
Tras la muerte y resurrección de Jesús, las primeras comunidades fueron
cargando de contenido el recuerdo de la Última Cena.
· La fórmula “esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros” (1Co 11,24;
Lc 22,18) es el resumen condensado de toda la existencia de Jesús: una
vida entregada a los demás.
· El vino fue significando progresivamente la sangre de Cristo. Es decir, su
pasión y su muerte. La coherencia de una vida entregada a los demás le
llevó a darla físicamente, trágicamente por los demás.
Nuestras celebraciones eucarísticas, por lo menos en pequeños grupos
más conscientes, deberían tener de forma más o menos explícita estos
cuatro niveles de expresión:
1.- Una crítica política: La sociedad actual es radicalmente injusta porque
excluye de la mesa común a la inmensa mayoría de la humanidad. Es
urgente crear estructuras de solidaridad para hacer efectivo el reparto de
los bienes indispensables para todo ser humano.
2.- Un desafío económico: El reto de compartir no es sólo de los poderes
públicos. Me implica también a como persona y nos implica como
comunidad. Necesitamos buscar fórmulas de solidaridad económica, social,
cultural, educativa, derechos humanos... para que la utopía de compartir
vaya ganando terreno en nuestra vida personal y comunitaria.
3.- Un rito sagrado: Los dos puntos anteriores pueden ser compartidos por
otras muchas personas que practican estos mismos valores de solidaridad,
más allá de cualquier confesión religiosa o adscripción política. Pero
quienes creemos en Jesús, el Cristo, recordamos además de forma muy
detenida y gozosa toda la vida, la muerte y resurrección de Jesús, como el
símbolo más estimulante y sencillo de cómo vivir para los demás.
4.- Un culto litúrgico: Nos sentimos unidos a los millones de personas
creyentes que en todo el mundo intentan seguir los pasos de Jesús. Esa
Iglesia que tiene su origen en Jesús de Nazaret y que lo confiesa como el
Cristo, el Hijo de Dios, pues “donde están dos o tres reunidos apelando a
mí, allí, en medio de ellos, estoy yo” (Mt 18,20)..
Danilo Castelli
Buenas. Somos la clase dominante.
Queremos que sea el pueblo trabajador el que pague las crisis, no nosotros, y para eso
necesitamos usar a una parte del pueblo contra la otra. ¿Nos ayudas?
V
e
m
os que eres
m
ansito y bastante orgulloso de serlo
. E
n las
m
esas del bar y en las redes
sociales te la pasas diciendo
“¡yo trabajo s horas por menos paga que esos
[
insertar
sector en huelga
]
y no me quejo
!”. ¡B
ien
! ¡E
se es el espíritu de carnero que nos gusta ver
!
Tenemos una propuesta para ti. Como sabrás al ver tus bolsillos y la nevera, estamos
ajustando. Y lamentablemente, a pesar de la colaboración de algunos sindicatos, no
podemos disciplinar a todos los sectores laborales. Esos sectores hacen huelgas exi-
giendo recuperar el poder adquisitivo que perdieron con la inflación y los recortes. No
nos lo podemos permitir, necesitamos darle ese dinero al sistema financiero y a las
transnacionales, y nosotros también tenemos yates que comprar. Te proponemos
usarte como ariete contra esos grupos y contra cualquier otro sector popular que se
rebele a nuestros planes.
Queremos que te indignes con los que están un poco peor que tú y luchan para estar bien
.
Q
uere
m
os que le tengas
m
iedo y odio a los pobres y que nos a
m
es y defiendas a nosotros
,
tus explotadores
. Q
uere
m
os que
,
sie
m
pre que te enojes por los males sociales (que en
gran parte son culpa nuestra, pero no se lo digas a
nadie), lo hagas por la derecha. Queremos que tus
propuestas y tus reclamos siempre consistan en
recorte de libertades y en darle
m
ás poder represi-
vo al
E
stado
. Q
uere
m
os que odies al diferente
,
sea
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ujer
,
trans
,
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m
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ientras
m
ás frag
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enta-
ción
m
ejor
. Q
uere
m
os que reniegues de todos los de-
rechos conseguidos por generaciones de obreros y
obreras que lucharon contra nuestros padres y abue
-
los
. P
referi
m
os que odies a la izquierda y seas anti
-
co
m
unista, pero ta
m
bién nos viene bien el analfa-
betismo político de los que dicen:
todos los polí-
ticos
son todos iguales
”.
La ventaja de todo esto es que no tienes que pen-
sar mucho. Simplemente mira la tele, leé los dia-
rios y escucha la radio. Ahí te vamos a decir a
quién tienes que odiar cada semana.
C
onta
m
os con tu cobara
,
tu
m
ediocridad
,
tu aliena
-
ción
. S
abe
m
os que no nos vas a decepcionar.